sábado, 8 de marzo de 2008

La UNAN embarrada con la FARC, Yo pense que alli se iba a estudiar.


Se estudia para crecer, ser y compartir. Si alguien te ensucia la mente con politica, no es un maestro, es un desahuciado. (Abel Desestress)

Si quieren datos de las FARC, vayan a Filosofía y Letras”, sugiere a los reporteros, Isaí González, asistente de Fernando Pérez Correa, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
—Pero aquí también hay rastros del grupo guerrillero —se le aclara.
—Allá en Filosofía es donde se maneja todo…
El breve diálogo de oficina se derivó de una petición personal de entrevista con el doctor Pérez Correa, al final pospuesta.
¿El tema? Uno más que evidente: la operación de organizaciones universitarias a favor de las FARC. Visible es en la FCPyS. A unos pasos de la entrada principal del Edificio B, está el salón matriculado con la leyenda: FLE—JAM. Sobresale una bandera colombiana en cuyo centro se pintó el logotipo del grupo guerrillero. Y mil carteles en los muros: cátedras marxistas, defensa de la industria energética, comités de apoyo a Oaxaca.
Puerta negra; pequeña ventana de vidrio forrada de papel, para evitar la visibilidad del exterior. Y un tarjetón sellado por las Fuerzas Armadas, con el siguiente mensaje: “Contra el Imperialismo… Contra la Oligarquía… Por el Pueblo, hasta la victoria final: Somos FARC—EP… Movimiento para Fundar la Nueva Colombia”.
Ahí mismo, en Ciencias Políticas, otros colectivos se desligan del FLE—JAM. “Ellos trabajan en secreto, siempre ocultos, por eso alimentan las sospechas, pero no todos traemos bombas en las manos”, dice Edith, una de las líderes del colectivo Conciencia y Libertad que, asegura, está abocado a fomentar talleres culturales y fotográficos, “no guerrilleros”.
Frente a la puerta oscura, no termina el vaivén de maestros y alumnos, la mayoría indiferente, acostumbrados a las actividades furtivas. Pocos saben lo que ocurre ahí adentro, aunque algunos piden la desaparición de salones “utilizados para la grilla y la droga”.
“Ya díganle al rector que no queremos aulas de guerra, sino salones de verdad, donde haya reflexión, pero también propuestas”, solicita uno de los estudiantes.
Y sí, como se propuso en la propia oficina del director Pérez Correa, las huellas llevan a la Facultad de Filosofía y Letras. El llamado Núcleo Mexicano de Apoyo a las FARC—EP y otros colectivos estudiantiles organizaron una asamblea para expresar su postura sobre el caso de Lucía Morett, alumna de la Facultad y quien resultó herida por el ataque colombiano a territorio de las FARC, en Ecuador.
“La UNAM no forma grupos guerrilleros”, coincidieron los participantes. Y aseguraron que Lucía realizaba una investigación de carácter social en Ecuador. También desconocieron la versión de que más universitarios, incluidos profesores, estaban en el lugar del bombardeo y resultaron muertos.
“Pedimos castigo para los culpables del ataque a las FARC, castigo para Álvaro Uribe”, solicitaron.
En Filosofía, los integrantes del Núcleo de Apoyo optaron por quitar de paredes y puertas los desplegados y carteles que los ligan a las Fuerzas Armadas. El motivo, la posible presencia reporteril.
Aun así, fotos de guerrilleros y alusivos mensajes alimentaron el rastro... Hasta la planta baja del edificio principal, zona aledaña a la ludoteca, donde también son autoridad.
No más de 25 integrantes, la mayoría fósiles. Se manifiestan en contra del “imperialismo yanqui”, pero en sus negocios —tiendas y cafeterías— venden productos importados. En su periódico mural exaltan a Hugo Chávez y llaman al colombiano Álvaro Uribe, “asesino y cobarde”.
Elizabeth, integrante del Comité Cerezo, niega relación con el grupo Pro—FARC, pese a que ambas organizaciones comparten cubículo: “Estamos en el mismo espacio, pero ellos tienen sus ideas, las nuestras son diferentes. Ellos apuestan por la guerrilla, nosotros por la libertad de presos, cada loco con su tema”…

Estudiantes reconocen al menos a cuatro grupos afines
[ Daniel Blancas Madrigal ]
La comunidad de la UNAM reconoce al menos cuatro grupos afines a la ideología de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Dos en la Facultad de Filosofía y Letras: el Núcleo Mexicano de Apoyo a las FARC-EP y la Coordinadora Antiimperialista. Uno, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: el Frente de Lucha Estudiantil Julio Antonio Mella y uno más con células en diversas facultades: además de las ya mencionadas, en la de Economía, Ciencias y Medicina. ¿Su nombre? Movimiento Mexicano de Solidaridad con las Luchas del Pueblo Colombiano.
Un quinto, Rebeldía, que también opera en la FCPyS, no está considerado en el listado pro-FARC, porque no todos sus integrantes coinciden con las banderas del grupo guerrillero. “En Rebeldía nos dividimos: algunos coincidimos, otros no, son decisiones personales; en los otros cuatro casos el apoyo es generalizado y, de hecho, la afinidad con las Fuerzas es parte crucial de su razón de ser”, cuenta Luis, uno de los líderes Rebeldes, cuyo centro de operaciones es un salón ubicado en la planta baja de la Facultad.
De hecho, todas las organizaciones mencionadas tienen un espacio definido en las instalaciones universitarias: salones de los que se han adueñado, pintarrajeados con imágenes de comandantes guerrilleros, con fotografías del presidente venezolano Hugo Chávez y de Fidel Castro.
El Rudo, así pide ser llamado, contacta al reportero de Crónica en Ciencias Políticas. Un veinteañero regordete, con el cabello en tonos verdosos. Se presenta como integrante del Frente de Lucha Juan Antonio Mella, mejor conocido en el círculo estudiantil como el FLE-JAM.
“Nosotros no armamos tácticas guerrilleras ni terroristas, sólo difundimos algunas propuestas y proyectos de diversas organizaciones políticas, entre éstas las FARC”, dice.
—¿Qué actividad realizan en los salones?
—Planeamos debates, confrontamos ideas, difundimos conceptos de la lucha popular en América Latina. Son acciones legales y solidarias con parte del pueblo colombiano.
Y no accede a más preguntas, “porque luego ponen que somos narcoterroristas”.
Sonia Morett Álvarez, hermana de Lucía Morett —la estudiante de Filosofía que resultó herida tras el bombardeo— es reconocida como una de las integrantes más activas del Núcleo Mexicano de Apoyo a las FARC-EP, que opera en la parte trasera de un salón compartido con el autollamado Comité Cerezo, concentrado en la lucha contra presos políticos. Trabajan frente al anexo de la Biblioteca Samuel Ramos.
Las cuatro organizaciones mantienen relación estrecha con el Consejo General de Huelga (CGH), el Cleta, el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, la Coordinadora Continental Bolivariana, Convergencia Socialista y el Movimiento Mexicano Juarista Bolivariano, entre otros grupos.

1 comentario:

Claudia Altamirano dijo...

Y yo creí que la Universidad Nacional era UNAM, no UNAN....