lunes, 12 de mayo de 2008

Estudiante de 23 años, pone a temblar a Chavez.


Debido a su firme oposición al presidente Hugo Chávez, el estudiante universitario más conocido de Venezuela ha sido tildado de colaboracionista de Estados Unidos y sufrió una fractura del tabique nasal en una trifulca.

“Cuando se tienen claros los ideales, la edad es solo un estado del tiempo” (Abel Desestress)

Frente al garaje acondicionado donde vive Yon Goicoechea, hay un muro en el que está pintada una consigna que lo acusa de defender a los ricos y a los poderosos. Ahora, la televisión estatal está mostrando una caricatura de él, donde sujeta un fajo de dólares, con el mensaje "Made in USA".


Las críticas se han intensificado en fechas recientes, luego de que Goicoechea recibió el mes pasado un premio de medio millón de dólares del Instituto Cato, un centro estadounidense que defiende las libertades individuales y de mercado, por su "papel crucial para organizar y dar voz a la oposición contra la erosión de los derechos humanos y civiles en este país".


El estudiante de derecho, de 23 años, viaja el lunes a Estados Unidos para recibir el Premio Milton Friedman para el Avance de la Libertad, que recibe ese nombre en honor al premio Nobel de Economía. La ceremonia se realizará el jueves en Nueva York.


"Creo que en Venezuela no puede hablarse de democracia porque los poderes públicos están controlados por un solo poder", dijo el estudiante y líder de las protestas contra Chávez. "No hay un verdadero contrapeso de poder".


A su juicio, Venezuela "se está acercando muy peligrosamente a un régimen totalitario".


Las actividades y los triunfos ocasionales del joven, sin embargo, sugieren que la oposición venezolana tiene margen de maniobra, pese a los esfuerzos de Chávez por fortalecer a su estado socialista.


Goicoechea comenzó a llamar la atención el año pasado, cuando encabezó las protestas contra una decisión del gobierno que sacó del aire a un canal opositor de televisión.


Sus protestas alcanzaron el clímax cuando ayudó a organizar manifestaciones y pronunció discursos encendidos contra varias reformas constitucionales, las cuales incluían modificar los límites del periodo de gobierno presidencial y dar a Chávez poderes emergentes para suspender las libertades civiles.


La reforma fue rechazada en un referéndum realizado en diciembre, que propinó a Chávez su peor derrota política.


Goicoechea dice que la primera influencia en su activismo proviene de su abuela, nacida en Cuba, quien abandonó la isla en la década de 1940 y se convirtió después en una ferviente anticastrista.


El joven, quien tenía 14 años en 1998, cuando Chávez fue elegido, recuerda que su abuela veía con malos ojos al futuro presidente.


"Mi abuela siempre me dijo: 'Ese tipo es comunista'", dijo Goicoechea.


El destacado alumno de la Universidad Católica Andrés Bello, una institución privada, se reveló como un carismático orador cuando habló ante los estudiantes para que rechazaran la reforma de Chávez y cuando los convocó a "hacerle frente al totalitarismo".


Goicoechea se resiste a las etiquetas de derecha, izquierda o centro. Considera que América Latina necesita mayores libertades y justicia social, y defiende a la empresa privada, frente a las interferencias del estado.


Venezuela, sostiene, evidencia el fracaso del estado en aspectos como las escuelas ineficientes, una burocracia disfuncional y una corrupción extendida.


Chávez desestimó las protestas del año pasado, al señalar que sus participantes no eran sino jóvenes acaudalados que servían a los intereses de Washington. El medio millón de dólares del Instituto Cato ha derivado en que aparezcan carteles en las calles de Caracas donde se llama a Goicoechea "Yon Medio Millón".


Mario Silva, conductor de un programa de televisión y simpatizante de Chávez, afirma que Goicoechea lava dinero que se usa para continuar la conspiración contra Venezuela.

Durante un acto universitario, donde Goicoechea iba a hablar el año pasado, fue golpeado por varios jóvenes entre la multitud, causándole una fractura en la nariz.

Otra influencia en la mente del estudiante es la de su padre, quien ha estado tres años y medio en prisión, a la espera de un juicio, por lo que su hijo considera un fatal "caso de defensa personal".

Goicoechea no da detalles, por miedo de represalias contra su padre, un abogado que según el joven nunca fue activista político. Empero, el estudiante expresa su indignación ante un sistema capaz de retener a los ciudadanos presos por tanto tiempo y sin juicio.

Goicoechea no ve nada malo en aceptar el premio, que previamente ha sido otorgado a defensores de la economía de libremercado, como el ex primer ministro estonio Mart Laar y el economista peruano Hernando de Soto.

Señala que todavía estudia los requisitos legales para introducir a Venezuela el dinero incluido en el premio, pero quiere usarlo para desarrollar una fundación y aportar conocimientos a otros latinoamericanos que compartan sus valores.

Goicoechea ha hablado ante estudiantes en Bolivia, Argentina y Ecuador, países con presidentes afines a Chávez, así como en la Universidad de Harvard y en otras instituciones estadounidenses. Por ahora, él y otros estudiantes operan la fundación en una casa de Caracas, prestada por un activista de los derechos humanos, Gustavo Tovar Arroyo, quien escribió un libro sobre su movimiento.

El lugar se asemeja a un dormitorio universitario, con sillas desvencijadas y estudiantes que comen papas fritas.

En la entrevista, Goicoechea comparó su optimismo con el del demócrata Barack Obama, su precandidato preferido para llegar a la presidencia de Estados Unidos.

"'We can change' (podemos cambiar), como decía Obama. El mundo esta cambiando", dijo.

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